
Mediados de la década del setenta del siglo veinte. Era vox populi que venía el golpe de estado cívico-militar. Ya el ejercito estaba haciendo una masacre en Tucuman. El ambiente estaba muy pesado, casi irrespirable. Ese fin de semana decidimos salir a ventilarnos. Saliendo por la ruta uno podía distraerse de la situación. Tomamos desde Villa Mercedes hacia el norte, en dirección hacia Córdoba. Nuestra primer parada fue en un pueblo llamado El Morro. Allí había una iglesia histórica que podríamos visitar.
Después de esta parada seguimos algunos kilómetros mas hasta una pequeña ciudad que se llama La Toma. Es una localidad minera, que vive del mármol ónix. Con este se hacen artesanías de color verdoso, que se venden por toda la provincia. Decidimos tomar algo en un parador de la ruta, a la entrada de La Toma.
Además de nosotros había un bullicioso grupo de jóvenes. Eran alrededor de una docena y cantaban "Zamba de mi esperanza" acompañados por una guitarra. Luego arrancaron con "El arriero" de Yupanqui. Ahí paramos la oreja. Esto ya no se escuchaba en los medios
Las penas y las vaquitasSe van por la misma sendaLas penas son de nosotrosLas vaquitas son ajenas
dado que se consideraba "de protesta".
Pero nuestro asombro fue mayor cuando oímos las estrofas
En el tren que va a Madridse agregaron dos vagones,uno para los fusilesy otro para los cañones.Si me quieres escribirya sabes mi paradero:tercera brigada mixta,primera línea de fuego.