Después de tantos sufrimientos, muertes y daños, finalmente se firmó la paz. Combatientes, mutilados y heridos volvían a sus hogares para felicidad de las familias. Los ruidosos festejos populares duraron varios días. Gente desconocida se abrazaba llorando en las calles.
Pasado un tiempo comenzaron a caer las acciones de medios de comunicación, fábricas metalúrgicas, de vehículos y armamentos, preanunciando despidos masivos y miserias.
Políticos y empresarios estaban preocupados. La competencia con otros países por colocar sus productos se agravaría y traería conflictos que pondrían en riesgo la paz.
Afortunadamente estas tensiones estimularían la producción de armamento y vehículos, impulsarían la economía y auguraban una época de mayor abundancia y prosperidad.
